Sri Caitanya Mahaprabhu, fue una encarnación de Dios que apareció hace 500 años, para enseñar al mundo, el proceso apropiado para la auto-realización en la presente era, llamada Kali-yuga considerada la “era de hierro” del desarrollo espiritual, la misma que de acuerdo a los cálculos Vedicos, continuará hasta 429.000 D.C. La aparición de Sri Caitanya Mahaprabhu fue pronosticada en muchas escrituras Vedicas, miles de años antes de su aparición.
Así en 1486 D.C. El Señor Caitanya, el Gran Apóstol del amor de Dios, y el Padre del canto congregacional del Santo Nombre del Señor, apareció como el hijo de Srimati Sacidevi y de su esposo, el brahmana erudito Jagannath Misra. El lugar de su aparición fue Sri Mayapur Dham, un cuarto en la ciudad de Navadvipa, Bengala.
El Señor Caitanya Mahaprabhu comenzó su movimiento de sankirtana y predicó la eficacia del canto de los Santos Nombres de Dios, como la más poderosa manera de alcanzar la realización en esta era. Después de poco tiempo, Sri Caitanya comenzó a viajar por el sur de la India, viajó extensamente por todos los lugares del sur, tocando sus vidas y convirtiendo a miles de personas en devotos de Krishna, incluyendo a monjes budistas. Después de algún tiempo en Puri, el Señor comenzó a viajar hacia el Norte de la India, visitando Vrindavan y los lugares vecinos. Durante su estadía en Vrindavan, el Señor redescubrió muchos sitios históricos, conectados con los pasatiempos del Señor Sri Krishna, quien apareció allí, 5000 años antes de la visita del Señor Caitanya. El Señor más tarde, instruyó a un grupo de sus discípulos a restablecer el culto de Sri Krishna en los templos de allí.
Cuando el Señor viajaba, era a menudo seguido por cientos y miles de personas, y Varanasi no fue la diferencia. Dondequiera que fue, especialmente el templo de Vishvanatha, miles de peregrinos lo siguieron. Algunos fueron atraídos por sus características corporales, otros fueron atraídos por sus canciones melodiosas, glorificando al Señor Sri Krishna.
Después de la conversión de los sannyasis, la popularidad del Señor se incrementó en Varanasi, y miles de personas asistieron a ver al Señor en persona. Él estableció la importancia primaria de bhagavata dharma y derrotó a todos los otros sistemas de realización espiritual. Después de eso, cada uno en Varanasi quedó desconcertado con el trascendental movimiento de sankirtana.
El Señor regresó a Puri, donde habría de permanecer los siguientes dieciocho años, hasta su desaparición de este mundo. Durante ese tiempo, él estuvo inmerso en una constante y profunda modalidad de éxtasis espiritual. El se mantuvo en la compañía de pocos de sus íntimos asociados, y sus actividades y palabras fueron recordadas por su secretario personal. Durante su vida, Sri Caitanya no exhibió muchos de los milagros, que son generalmente esperados de tales personalidades. Sin embargo hubo incidentes, donde él curó leprosos con su contacto, y realizó otros hechos milagrosos. Igualmente durante su vida, el Señor reunió cerca de Él, un número de extraordinarios y grandes discípulos. Entre ellos estaban, el gobernador de Madras, Sri Ramananda Raya, el primer ministro y tesorero del gobierno de Bengala, bajo el régimen del Nawab Hussain Shah. Estos grandes y eruditos hombres, adoptaron una vida de extrema renuncia en el servicio de su Señor. Ramananda Raya permaneció como el constante compañero del Señor en Puri, mientras Srila Rupa Goswami y Srila Sanatana Goswami residían en Vrindavan, como se los pidió el Señor, liderando un grupo, el cual vino a ser conocido como los seis Goswamis de Vrindavan. Bajo la dirección de Sri Caitanya, sus seguidores han dado al mundo regalos incomparables, en una enorme biblioteca de la máxima literatura espiritual, en la historia del mundo. Durante los 48 años que Él pasó en este mundo, Sri Caitanya demostró un intelecto sin par, y fue aceptado como el más grande erudito de Su tiempo, aunque Él entregó solamente, ocho versos escritos por su propia mano. Una gran instrucción, estos ocho versos contienen la más elevada y completa filosofía espiritual. Ellos expresan la esencia de toda la realización espiritual, la más grande y perfecta condición de amor por Dios.


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